Inmóvil

“Eso era lo que quería decirle pero él no la oía.
Acaso porque no le salían las palabras.”


Ayudame a cerrar los ojos.
A comer estrellas.

A buscar las emociones de tu ausencia.

Y decirte que es mentira
Decirte que no es cierto.
Yo soy una mentira, no te das cuenta.

Una muda frágil.
Un manual de letras.

Fabricante empírica de espejos.
Y vos, mi punto débil.
Mi indiferencia.

No me preguntés, que no tengo la respuesta.


Ayudame a calmar al tiempo.
A curar nostalgias. Ayudame a entender qué pasa.
A entender qué es esto.

Y vos te reís y yo te veo.

Y yo siempre te seguiré viendo.
En las sombras.
En los versos.

En los respiros que se pierden,
Inmóvil, yo te siento.

Ayudame a hablar de frente.
Sin intermedios.

Porque vos no tenés idea.

Lo que significa que estés.
Y que yo te diga hola.

Y que yo te escriba esto,
Sin que me importe darme cuenta, que se me están yendo las horas
A punta de recuerdos.

Comedia en tres actos

“Yo tampoco esperaba verte hoy,
y puede que ni el resto de mi vida,
pero aquí estoy”

La hora es lo de menos.
Me duele la cabeza, me duele tanto la cabeza.
Ya ni siquiera en los sueños, ni siquiera en las madrugadas.
Cinco de la mañana. Cuando se terminará este abril de porquería.
Este calor del demonio.
Me tenés harta. Ya no te soporto.
Si talvez fuéramos distintos. Si jamás nos hubiéramos conocido.

(Yo sólo necesito apagar la alarma, dormir hasta cansarme y llenarme de mentiras pero sobretodo apagar la alarma.)

La universidad, siempre la universidad. Las películas sin revelar. Los insultos. Las sirenas.
Señor, yo vivo aquí a la vuelta, como no me va a dejar pasar.
Como va a ser esto posible, usted no entiende que hago aquí tirada.
Usted nunca va a poder entender porque yo estoy aquí y usted allá.
Detrás de las rejas jugando a matar.

Y no nos queda de otra, vos querías ser psicóloga.
Vos querías salir de tu casa a las 14:49, sentarte en el asiento de atrás.
Ponerte el jeans y la camisa celeste. Las sandalias negras y las argollas que algún día fueron verdes. Vos querías caminar de esa forma, hacer planes para el viernes, pensar que pasaría.
Qué pasaría si la vida. Si el mundo se encargara de que te quedés sin un pie reclamando en esa fuente.
Si de pronto entendés que las cosas pasan cuando menos deben.

Entonces que hago, decime que es lo que hago si esto lo planeé tantas veces.
La vida no es ninguna obra de teatro, no es ningún pinche escenario.
En mi guión no figuraba un pie lesionado, yo me dedico a eso entiende, a mi las cosas no me fallan.

Y con vos todo me ha fallado.



Cuando aprenderás a caminar como cualquiera, a reír como cualquiera.
A ser simplemente cualquiera.

Pero la película no fue expuesta. La película estaba escondida detrás de las rejas.
Porque usted nunca va a poder entender porque yo estoy aquí.

Y vos en cámara lenta.
Profundidad de campo, apertura del diafragma treinta y dos cerrado.

Las mejores escenas nunca son como te las habías imaginado.


(Pero a vos qué carajo te importa. Que te puede importar ser el protagonista, el centro de esta patética y amarga comedia.
Que te vas a estar dando cuenta de que estas palabras son tuyas. Que te pueden importar a vos mis escritos.
Mis imágenes.
Mis problemas.)

La hora es lo de menos.
Ya ni siquiera intento.
Ya ni siquiera se me ocurre levantar la cabeza.

Las sandalias se rompen y uno se ríe a carcajadas.
Uno se ríe hasta que salgan lágrimas.
Y se esconde donde nadie lo vea. Uno tiembla y se ríe y camina en dirección opuesta.
De todas formas la vida siempre encuentra la manera.


Cuando uno menos se lo espera.

Ego

“Observó con odio a aquel hombre que había provocado la única derrota de toda su vida”

A mí me gustaría no quererte ni un poquito.
Saber, por ejemplo, que lo hiciste todo a propósito.

Que de alguna manera querías equivocarte.

Entendés, que los errores siguen su camino sin ninguna repercusión.

A mí me gustaría pensar, que si no te veo no es porque no querás verme.
Que si no estás conmigo es porque estuviste siempre aquí.

Y que seguís esperándome.
Que seguís de lejos mi juego sin siquiera inmutarte.
Que yo te sigo el juego creyendo que no te encuentro.

Tu juego de palabras torcidas, de frases incompletas.
De noches únicas y memorias huecas.

En donde es imposible que alguien intente,
Que alguien se esfuerce y te haga perder.

A mí me gustaría saber, por ejemplo, que pensar en vos tiene sentido.
Que perder no es algo justo.


Que yo no me equivoqué.

La tiranía de la distancia

"Hacés mal en ilusionarte, yo estoy tan lejos de todo.
Tan lejos que me da asco."


Lo difícil es comprender,
que te escondés a propósito detrás de mis pasos.

Mientras yo te huyo.


Sin querer.

Dos puntos abro paréntesis



Bobby Cárdenas se va a morir.

¿No le importaba?

"Que se quedara,
Que todo se fuera al demonio."

(Yo no nací para escribir)

vos me entendés.

Yo te prometo

"Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte."


Ya perdí la cuenta, la noción,
No sé.
La ló-gi-ca de tu discurso, el creer que abrías la boca y pensabas un poco antes de hablar, de querer,
(Querer)
Vos que sabes, decime un poco.
Mirate ahora haciendo el ridículo en frente de una computadora, reproduciendo imágenes a cada segundo de la misma estúpida manera en que te empeñás por hacerme creer que soy parte, que esta vez sí soy parte y que estás ahí con esa sonrisa tan hipócrita dándome a entender que no es en vano tu mirada, tu silencio y tu palabra de no irte nunca (tu palabra a las cuatro de la mañana)
De no irte nunca.
Y vení, quedate.
Yo te prometo que intentaré parecerme un poco más a eso que vos llamás normalidad.
Y que no voy a gritar tan fuerte cada vez que puedan escucharme.
Ni volveré a brincar con un solo pie en frente de todos. Ni a reírme de rodillas en el suelo.
Ni a mirar con los ojos cerrados.
Y que no vas a tener que darme una mano, para cumplir con tus principios y tus valores.
Y que no vas a tener que rescatarme, de todo esto que jamás entenderás.
Vení, que talvez hay algo más que pueda interesarte, algo más inteligente de lo que yo también pueda hablar.
Y si talvez dejo de lado, el drama de todos los días, la sensación de querer alejarme de lo palpable para convertirme en una imagen detrás de un vidrio.
Detrás de un escaparate lleno de muñecas sin cerebro.
Sin tema de conversación para una tarde de frío donde nada más sonrío porque vos.
Si yo pudiera, yo te prometo que si yo pudiera no volvería a caminar sola bajo la lluvia, ni a dormir tarde sólo por esperar algo que no estoy tan segura de que llegará.
Y que esta vez, te puedo demostrar,
A vos. No a otro.
A vos te puedo demostrar
Que soy algo más que un intento de pasarela en las aceras, un objeto caricaturesco detrás de las burlas y las carcajadas.
Y que talvez ya perdí la cuenta, la manera de creer que era verdad, que estabas aquí porque quisiste moldearme a tu manera para ver si de una vez por todas podía calzar con tu patética armonía, con tu deseo de ser quien no sos y que yo si soy y por vos no.
Por vos no puedo, por vos no.
Yo te prometo que seguiré sonriendo hipócritamente para poder alejarme de tu palabra de no irte nunca. Que jamás lograré parecerme a eso que vos llamás normalidad.
A eso que no sonríe, ni grita fuerte, ni es una imagen detrás de un escaparate sucio de ciudad.
Te doy mi palabra de dejar de lado tu inútil deseo de originalidad, y que vas a seguir haciendo el ridículo detrás de la computadora,
Pidiéndote a vos mismo un cambio sin sentido,
Un espejo diferente del que te cansaste de modificar.
Y que te voy a seguir escuchando.
Un poco para darte una mano,
Para cumplir con mis principios y mis valores,
Un poco para darte esa sensación de armonía, de hacerte creer que me estás salvando con tu propio rescate
Y que así podás creer que abrís la boca.
Y pensás un poco antes de hablar.

¿Tres hijos?

Mi mamá nunca se dio cuenta que aquí existía un mundo que la estaba esperando.

Cuando la conocí,
venía cantando con su poder de lograr que el mundo se convirtiera en collar de perlas y tacones altos.
Me miró tan feliz, tan mes de enero y sábado por la noche,
y yo sentí tanto miedo de su vestido morado, de su exagerada manera de caminar. Y se reía fuerte. Me miraba y se reía fuerte mientras movía los brazos y me decía qué guapo sos Federico, que clase de mamá tenés que te deja aquí solo, estoy segura que ella debe quererte tanto, de verdad no podés imaginarte cuánto.

(Y se iba siempre).
En una escena con perfecta fotografía y sonidos lejanos.
Yo la admiraba.
La quería por esa voz ronca y su anillo de óvalo anaranjado. Por su trabajo que era su vida. Que era ella y el verde fosforescente, el micrófono que no servía, los efectos de sonido, los escenarios donde a veces ella era la imagen, donde no había ojos que entendieran lo que hacía y ayudame porque vos sos la única que sabe que es lo que está pasando.
Y no dormía nunca porque el tiempo. Porque mi mamá era terca y sólo escuchaba de vez en cuando. Porque bailaba sola de cuarto en cuarto, tenía una colección de recuerdos que le gustaba modificar para conservarlos. Para creer que la casa era un poco los espejos y gritarle a ella que aquí era, que no se preocupara porque aquí estaba. Un poco las botas negras y las máquinas. Mi mamá que era ella y lo amarillo de un auto. La sorpresa de las tardes. Las carcajadas. Mi mamá nos quería. Qué guapo sos Federico. Collar de perlas y tacones altos.
Y llegué a pensar que le gustaba tanto ese pórtico, la casa que él mismo le había comprado: puertas de madera, dos pisos, balcón angosto y estudio para grabar audio. Y encima Volkswagen, Jimena y Clara, veinte de enero, zapatos rosados. Diez años y ella que se iba guiñándole un ojo, la otra semana, te doy mi palabra que la otra semana descanso.
(Nunca le quedó de otra. Había que quedarse siempre).
Esperando
A que se sentara en la cama con el lapicero de plumas, los garabatos porque talvez aparecía algo. Decile a tu papá que venga Fede, yo trato de escribir y no sé a quién engaño. Después lloraba y los berrinches, él que insistía, calmate chiquita, tenés que entender que hace mucho que dejaste de tener diecisiete años.
Tenés que entender pero ella lo entendía mejor que nadie, estaba ahí por algo y lo disfrutaba tanto.
Estaba (ahí) pero el avión era más importante que los cumpleaños. Pero ella era la historia y a nosotros nos tocaba aplaudirle y después continuar intentando sacarla de su adolescencia tardía, de su sueño equivocado. Y yo nunca, sabés, nunca pude entenderlo a él que me decía
“Dejala que se pinte las uñas, no ves que no entiende que aquí la estamos esperando”.
No ves que la cena y el paseo los domingos. Tu mamá que no cocina, que no sabe matar cucarachas ni caerse en los charcos. No ves que tus hermanas no van a volver hoy temprano, uno, dos, tres, probando. Jimena y Clara, las semanas sin descanso. Tus hermanas no lo saben, poneme la luz azul, no me gusta, no, vos quedate ahí y aprendete bien el diálogo.
Mi mamá y su vestido morado, sus intentos de parecer el cariño y nosotros al fondo de su cuarto, de su sueño de balcón angosto y espejo quebrado.
Mi mamá que se despertó un día y creyó que esto era la casa, mis hermanas y los cumpleaños, decile a tu papá que venga, la verdad es que no sé si me gustan estos zapatos rosados.
Y él que le había regalado la casa.
Pero el avión era más importante, la otra semana descanso. Uno, dos, tres, probando.
A nosotros nos tocaba aplaudirle y dejarla que se pintara las uñas, de todas formas cuando la conocí.
Mi mamá nos quería. Mi mamá se iba siempre pero

(¿Tres hijos? Pero qué te pasa mocosa, si vos apenas tenés).
que entender que hace mucho que dejaste de tener diecisiete años.

Que no se te olvide

Que fue.
Leave me out with the waste, this is not what I do
It's the wrong kind of place to be thinking of you
It's the wrong time for somebody new
It's a small crime
And I've got no excuses
Is that alright with you?

Yo tenía trece años. Vos creo que dieciséis.
Vos estabas aquí, callándote quien eras porque nosotros. Vos nosotros y nunca. No perteneciste a esto nunca ahora que lo sé, así ella tenía a sus amigas y yo era. Y todo tan diferente, nos veíamos cada viernes, vos me llamabas a diario para hacerme reír con esas palabras que no están, que aquí yo soy otra, antes vos eras y todos estábamos y nos veíamos cada viernes, cada lunes, nos teníamos aquí siempre con las palabras y el afecto, con los abrazos y las risas, las historias pero sobretodo éramos siempre y nos queríamos
Vos creés que nos queríamos.
Y la culpa de quién. Decime quién pudo ser.
(Quien)
Pudo sacarte de las tardes de secretos, de las lágrimas y los consuelos, y la vida que era otra, yo que sonreía de veras y todo era tan cierto, tan real antes que la vida. Y te sacaron a vos de este sueño, y te fuiste con ellos a reírte de otros, a juzgar lo que éramos.
A vos que la culpa, y un día te grité, después te di la espalda y me fui caminando sola hasta que no pudieras alcanzarme, hasta un perdón que no escuchaste y tanto ruido después, tuviste que venir después a gritarme de vuelta todo lo que siempre, y esta vez te fuiste tan lejos… tan lejos y dijiste
Que nunca había existido la tarde y los secretos, los poemas y la ayuda, que me quedara aquí sola porque un día
(Te grité y ni siquiera entender)
Porque en el fondo conocías a la nenita caprichosa que se enoja e insulta tanto y llora cuando despierta, cuando recuerda un poco quién es. A la insolente que te hizo daño y se burla y cruza la calle cada vez que te ve, y tiró todo a la basura y ahora se arrepiente. Que te hizo daño la nenita caprichosa, y te hizo tanto daño y después como si nada se fue.
(Se fue)
Sin vos. Quién puede ser ahora si te llevaste.
La nenita caprichosa y la culpa de quién. Decime quién pudo ser.
Que te dejó tirado en esa esquina, y te empujó hasta ese mundo, hasta la separación tan evidente, el silencio abismal y que aquí nada, el pasado nunca fue. Nunca mi hermanito mi bebita, mis tardes y lo que yo realmente fui y seré. Nunca el uniforme color celeste y el escenario de la actriz que hasta ahora se acuerda, que unas fotos la actriz y la culpa porque te grité.
Y él.
Y vos.
Y yo.
Y quién. (Fue)
El que puso esta muralla que nadie ve, que nadie recuerda porque te empujé, porque te obligué a construir un mundo nuevo con cada insulto y la espalda y la máscara y la historia que parece imposible, el perdón que no escuchaste y una tarde que lloré, que supe que estabas lejos y que yo ya no era vos y los abrazos y la vida que era otra. La vida que era yo sin saber que esto podía algún día suceder.
Que podía despertarme siendo alguien que siempre quise ser, acordarme y marcar tu número, oír una voz diferente, un perdón que no escuchaste, colgar. Saber.
Querer entonces retroceder. Cuando con tanto descaro abrí ese libro. Cuando fríamente me lo dijo:
“Yo soy una mierda”
Y por fin yo te escuché.
Te sentí del otro lado con todo ese desprecio, la cólera y la herida, lo cierto, la culpa de quién, yo soy una mierda sin vos y es que ni siquiera entender que todo está muy lejos, que sólo se puede retroceder hacia delante y atrás quedó la casa y los domingos, los lunes y los viernes, atrás los abrazos y ahora ella quién es.
Vos creés que nos queríamos, que alguna vez si fue. La muralla y la basura y cruzar siempre la calle, no vaya a ser que yo tenga trece años y vos creo que dieciséis.
No vaya a ser que hola mi hermanito, como estas mi bebita, vení actriz caprichosa y no llorés, el perdón que no escuché y no dijiste, y te fuiste a tu mundo a reírte de otros, a ser quien siempre quisiste ser, y me empujaste, me gritaste que me fuera, y me diste la espalda actriz y ahora quién te ve, marcar tu número pero no conozco a Bobby, pero tu cuarto es una fresa y tan distinto, tan lejos que sos otra, que parece imposible, cada insulto los domingos y ustedes que ya no son nosotros, tanto daño la nenita porque
Yo soy una mierda.
Todo ese desprecio, la cólera y la herida, la culpa de quién.
Y entonces cruzo la calle. Que no se te olvide en este mundo cruzar siempre la calle.
No vaya a ser que algún viernes me despierte y lo recuerde.
Hola mi bebita, como estás mi hermanito.
Y que entonces yo tenga trece años.
Y vos creo que dieciséis.

Ocho (Del ocho).08

Uno a veces se pregunta
(Como es posible)
Que haya gente. No por la gente, sino por los cumpleaños. Porqué en teoría existe un día así de exacto, porque algo así viene a ser tema de discusión pública en una agenda científicamente vacía, carente de todo sentido y cariño, de cuando a acá es importante hablar abiertamente como si a la gente. Como si los cumpleaños.
Sin embargo llueve en las mañanas y qué clase de país es este, cada día después de hoy llueve y uno abre un ojo, cinco y tres, qué demonios pasa, callate Bobby, dejame dormir, no ves que hoy es jueves y yo estoy esperando el martes, o no sé si el sábado. No sé si es demasiado
(Jueves)
Y temprano y otra vez ese bus, otra vez ese silencio y la carga matutina que se las ingenia para torturar a cualquiera. Aunque sea todo de la misma forma y camino con un poco de lluvia y sonrío y no hay nadie en este mundo que se compare, nadie en este mundo
Que se compare.
(Conmigo)
Que estoy caminando y soy despistada, y odio los puentes peatonales como si alguna vez me hubieran hecho algún daño. Y lo veo y le digo olvidate, esta vez no caigo, da igual porque soy fuerte y esto es una película, y yo puedo, entonces veo barro como aquella semana que nos mortificó tanto.
Barro y talvez un caño interminable, unas bocinas lejanas, unas carcajadas y hace calor, que clase de país es este, todo esto es culpa… (Es culpa) de ustedes. Y de este país que no tiene aceras, que clase de camino con caño y pasos pero sobretodo el calor.
El calor.
Que me hace parecer el malo de la historia, una calle que no existía y barro, demasiado barro para ser aceptado. Para vivir en las aceras que no tienen caño. Y no van a parar a ningún lado que me guste, los puentes peatonales que me hicieron tanto daño y ahora me siento sola a gritarle a esta conciencia que no se calla, que no tiene nada que decir y nunca se cansa.
Como yo que nunca me canso de subir escaleras y hacer la misma pregunta, y la suerte que de pronto aparece y me dice vos sos rara, vestís raro, hablás raro. Y yo que no entiendo porque eso puede ser importante, porque las conclusiones pueden llegar a ser tan peligrosas. (Las conclusiones) que no son ciertas y pueden llegar a influir demasiado.
(Y es que)
De todas formas esto es una película y no hay ningún problema en que Cartago sea una ciudad muerta y que a mí se me quite el hambre de comer fresas y un helado. (Y) nunca me ha gustado pero ahora todo es posible con el calor y este país tan culpable. Y el ruido que llega a molestar para hacer preguntas silenciosas, para alentar a todo aquel que no lo escucha.
Aunque el problema ha sido siempre esa insolente, ese desastre social que se planta en medio de la concentración y brinca y mueve los brazos como si pudiera golpearme de veras, como si no supiera que retarme es imposible, que todo está ganado.
Pero entonces porqué cierro los ojos y la coreografía difícil, que nunca ha sido difícil pero con vos a la par mía yo no puedo, y de aquí no me sacás porque tengo derecho, porque a las cinco de la tarde no hay nada más que la fuerza luchando contra el miedo.
Siempre ha sido así, la película, el calor y este asqueroso que es tan necio, que no sabe ni que dice ahora que se quedó
Solo
(Y es el malo de la historia)
De la película sobre la despistada que camina por los caños con barro, y luego se sienta a gritarle a su conciencia. A gritarle en silencio al ruido que estira los brazos como si no supiera que esto está más que ganado, que a veces los jueves pueden ser buenos y fingir ser tiranos.
Y fingir estar cansados porque no hay nadie en este mundo que se compare.
Con los cumpleaños y las fresas de helado.
Con este país un jueves porque vos sos rara,
Vestís raro
Hablás raro
Por eso uno a veces se pregunta
(Como es posible)
Que hayan preguntas, (No por las preguntas), sino por las conclusiones,
(Esa insolente, ese desastre social)
Que se planta en medio de la concentración a decir que Cartago es una ciudad muerta cuando existe un día así de exacto, cuando uno a veces se pregunta cómo es posible que no haya nadie en este mundo
Que se compare
Con la película de los jueves, el calor y golpearme de veras
Como decir que todo está ganado ahora que llueve
Ahora que hay tanto barro en este caño.

Gracias por contestarme

A Dani (Nu)

Yo no sé, entendés, es un poco difícil decírtelo ahorita, no, no estoy llorando, es el frío ves, me hace temblar mucho… es que no me lo esperaba, no sé ni como explicártelo pero es imposible que haya pasado, discúlpame que te moleste tanto con esto, yo de verdad te prometo que voy a hablar poco, que esta vez tengo motivos para probarte lo que digo, pero es que decime como hago, decime que puedo hacer si nunca entiendo nada, si llevo tantos años sin entender absolutamente nada, ni las noticias, ni las palabras y los números, y los días que son tantos, ni los silencios y las noches, y los sábados, y todo lo que te digo siempre que tengo dudas.
Siempre que las dudas me tienen a mí callando.
Decime que puedo hacer si estoy encerrada y no entiendo, si me tomo el té todos los días aunque me haga tanto daño, aunque de todas formas nada cambie con eso. Decime vos que te sabés la historia, que sos testigo que no miento, que a veces estoy en lo correcto pero siempre se me ocurre algo y me termino equivocando.
Y me termino equivocando porque esto pasa, porque de pronto tiemblo y se me nubla la vista, y siento hambre, y me tapo la boca con las manos como si eso pudiera solucionar algo. Como si algo pudiera solucionarse ahora que todo esta hecho, que había escrito todo, que le tenía hasta un nombre, ahora que siempre es tarde, que tenía que llegar en algún momento a tocarme la puerta y decirme estúpida, calmate de una vez, asi no vas a conseguir nada nunca, vos nunca, entendés, date por vencida de una vez por todas. Decime hasta cuando voy a tener que hacer esto, hasta cuando vas a poder.
Pero yo te juro que trato, te juro que de veras me esfuerzo, que llevo varios años gritándome a mi misma que lo piense, que esta vez no será distinto, que talvez ahora y la razón, vos sabés como ha sido esto, vos que me has apoyado siempre, desde que te conocí hace tanto. Hace tanto que no era lo mismo y aún así me escuchabas, aún así aquí estábamos.
Yo me pregunto que será lo que hace falta, si es cierto lo que dicen, si actúo demasiado, no te parece, yo sueño siempre y soñar es malo. Creer es malo.
Esto no está bien sabés, no sé porque te hablo y lloro (sí, ahora estoy llorando), y siento que fue suficiente. No sé que va a pasar ahora que siempre es tarde y todo está hecho, y no se si tiene solución porque no estoy segura de alguna vez haber hecho algo.
Ves que te lo dije, que soy muda y no lo hice, que una vez mas lo mismo porque tengo miedo, porque que pasa si no era como lo esperábamos.
Porque no fue como lo esperábamos y por eso nunca hablo.
A veces no entiendo como podés ser así, como son las dos y diecinueve y estás ahí del otro lado, sorprendida, tratando de buscar en nada algo. Tratando de buscar en nada siempre porque sabés que me ayuda, que así talvez sonrío un poco y entonces no te preocupés, yo me encargo de eso, mejor andá dormite que Cartago es bien largo, y ojalá yo fuera vos y ojalá así de fácil. Si después la historia comienza a tener sentido y esta vez entiendo, de verdad entiendo que no es necesario, que nada importa porque puedo agradecerte. Porque sé que jamás he estado sola aunque Cartago y el otro lado.
Aunque de pronto tiemblo y se me nubla la vista, siento hambre, y me tapo la boca con las manos, y entonces miro al techo y te llamo, y te digo es el frío ves, no sé como explicártelo pero es imposible que haya pasado. Son las dos y diecinueve y voy a hablar poco, no hice lo que dijiste porque no fue como lo esperábamos.
Nunca ha sido como esperábamos.
Y aún así insisto
Aún así es malo
A veces no entiendo como podés ser así, como lo sentís en serio y también te lo preguntás, como querés darle sentido y esperar que no sea cierto, luchar porque no sea muda ni me equivoque como si eso pudiera.
Como si eso pudiera.
Porque si puede solucionar algo.
Y es que ahora sé que estás ahí del otro lado,
A las dos y diecinueve y hace tanto. Y esta vez entiendo
(Esta vez sí entiendo) que no es necesario
Que no importa si soñar o creer o si esto alguna vez fue malo.
Si realmente alguna vez fue malo tomarse el té todos los días
O llorar de frío.
Llorar entendiendo tanto.

Hablemos

Yo no escuché.
A veces me hago la sorda, vos…
Vos lo sabés.

Cuenta regresiva

A Bobby Cárdenas,
Por ser el (anaranjado) culpable

"Pucha que son largas las noches de invierno, te acordás del pibe del almacén como lo cantaba. Pucha que son largas..."

Mirá Bobby, yo no quiero presionarte, vos sabés que te guardo un enorme cariño, que no ha sido necesario que hagás nada para merecerlo, pero me parece que ha llegado a convertirse en un problema: me tenés sentada aquí desde hace doce horas nada más que mirándote la cara. Yo no puedo esperar más Bobby, vos sabés que no tengo paciencia. No, no, claro que no lo sabés, apenas nos conocemos, pero entendeme, más de un mes, doce horas, yo tengo cosas que hacer, no puedo seguir en esto, fue suficiente me parece, suficiente tiempo viéndote la cara esperando algo que no aparece, algo que vos tenés y bueno, disculpame si me equivoco porque ahora que lo pienso bien, yo no sé si eso que vos tenés es una cara. Disculpame pero la verdad es que ahora ya no sé…
Sí, sí, estoy exagerando un poco, pero entendeme, uno a veces también siente, no claro que no, creés que no parece, lo que pasa es que vos acabás de conocerme, no podés juzgarme, tampoco te abusés… porque yo ahorita estoy tan cansada que no sé ni que digo, si tomamos en cuenta que no tengo nada que decir. Hay noches que no hacen más que atormentar y yo las entiendo, pobres, no creás que todo esto es culpa tuya, incluso no sé siquiera si es tu culpa, puede que vos no tengás nada que ver y que yo quiera estar aquí con vos sentada esperando un sonido y dos palabras, hay noches así Bobby…
Que no hacen nada más que atormentarme con una película inglesa de los años 70, que no tiene ningún sentido y aún así me gusta.
Noches largas y vacías.
Y aún así me gustan.
Como vos que me tenés aquí sentada y te reclamo y sé que no es tu culpa, pero si supieras lo que costó, lo que ha costado no poder conseguir nada, yo no sé porque te lo cuento, estás ahí como si nada, sonriendo como si todo estuviera perfecto, todo está perfecto Bobby, yo exagero y tengo sueño, y a veces no sé ni que digo, a veces no sé ni porque te cuento si nunca escuchás nada, ponés un gesto de impaciencia y te vas, aunque no podás irte te vas y me dejás esperando sola. Y después de todo querés que no te culpe, después de todo encendés el cigarro que no podés fumarte y te reís de mi a carcajadas mientras tiemblo de miedo debajo de las sábanas, mientras escucho la tos que me llama afuera, la tos que debe ser amiga tuya, cómplice tuya como todos aquí, como todos aquí…
Que tampoco hablan, son mudos pero hablan tanto, sienten tanto… Y me miran siempre como a un insecto cuyo comportamiento puede ser peligroso, me miran siempre aunque no puedan, aunque yo se los haya prohibido. Y me tienen lástima. Porque doy vueltas en un mismo sitio y bailo sin motivo, y cada noche garabateo versos muertos esperando encontrar en ellos algo, porque aunque hayan pasado tantas horas todavía tengo esperanza. Me quieren por eso, ven tu manera de ignorarme y también les duele.
A ellos también les duele.
Pero no me hagás caso, no tiene ningún sentido, si nos conocimos apenas hace escasos dos meses y un día, ves que me acuerdo, por eso me conocés tan poco y te imaginás cosas, a veces me pregunto como podés vos imaginarte cosas si no tenés ni un granito de inteligencia, no te ofendás, vos pasás diciéndome lo mismo, además no te creás el importante porque puedo perfectamente vivir sin vos, y bueno vos no podés hacerlo sin mi, o es al contrario… da lo mismo… sos tonto de nacimiento y no podés aceptarlo porque sos excesivamente orgulloso, sí Bobby, tenés esa molesta cualidad de estar diciéndome siempre que peleo como si tuviera cinco años, puede que los tenga, vos ni me conocés al fin y al cabo. Está bien, tenés razón, yo me esperaba todo esto, era bastante predecible. Pero no importa sabés…
No importa porque
Me caés bien y te guardo un enorme cariño
No has tenido que hacer nada para merecerlo
Porque te llamás Bobby Cárdenas y sos anaranjado igual que todas las culpas que hemos estado escondiendo no sé ni donde, no sé si en verdad las escondemos…
No sé si en verdad tenemos culpas o las culpas nos tienen escondidos a nosotros en esas noches frías.
Si todo eso tiene algo que ver con la tos que es tu cómplice y esta aquí siempre puntual, dos y treinta y siete, si todo eso tiene algo que ver con que ahora tengo frío y te miro preocupada, como si realmente tuviera algo de que preocuparme, como si de verdad pudieras oírme y obligarme a seguir aquí, y obligarme…
A tenerle miedo a tu voz que no existe, a caminar de lado a lado con un dolor en la rodilla que talvez ni siento, que talvez ni es mío pero lo merezco.
Como si de verdad pudieras oírme y creer todas las mentiras que te cuento, toda las historias que te invento. Como si fuera tu culpa ignorarme y volverme la cara cada vez que pido que me expliqués, que me acompañés todas las tardes aunque el gimnasio te aburra, aunque mis amigos no te hablen, aunque no te guste mi bolso verde de fresas que te compré hace mucho, que te hace ver tan único.
Pero no es cierto sabés, yo tengo sueño y hablo demasiado, yo sé que estás ahí atrás burlándote como yo, fingiendo como yo, observando como trato de aniquilar esta cuenta regresiva que yo me impuse con todas las ganas de perder, nada más que
Observando como te culpo de algo que en el fondo tengo más que asegurado, así igualito como a vos te gusta sacarme de quicio y reírte de mis fotos. Como te gusta ese estuche verde de fresas que llevás puesto, que hace que te veás más interesante y menos engreído, porque yo así lo quise, porque yo escogí a un Bobby Cárdenas por algo, entonces
No te preocupés, yo no quiero presionarte, pero estoy exagerando y hay noches que me gustan, porque tengo esperanza y una culpa anaranjada que no sé si es culpa o soy yo inventando. No te preocupés ni tratés estar en silencio, de observarme y tener voz como todos, como yo que hablo tanto y entiendo poco, que querés, tengo cinco años para vos, que no tenés ojos pero podés mirarme como a un insecto cuyo comportamiento puede ser peligroso.
No importa porque
No tiene ningún sentido
Si cuando después de doce horas
A las doce treinta y cinco
Me llamás y yo te escucho, me entregás mis dos palabras
Yo sonrío
Con la cuenta regresiva que me impuse
Con los versos (no están muertos) que forman una historia
Una de esas que no son mentira, yo sonrío Bobby.
Y las noches vienen solas, yo bailo como siempre, me burlo de tu espera, porque siempre lo supiste
Porque siempre lo supiste y yo no tuve paciencia, yo quise tener miedo y temblar bajo las sábanas, aunque hayás estado aquí todo el tiempo en la cuenta regresiva gritándome que espere, que baile y de vueltas en un mismo sitio, porque no tengo nada de que preocuparme, a las doce treinta y cinco hay una voz que es la culpable, que me dicta esto que escribo.
Una voz que nunca habla.
Que nunca habla pero me gusta,
Pero la escucho y le sonrío.

Talvez

Talvez... talvez en unos años nos volvamos a encontrar.
Yo, con el rostro frío y el nombre en alto.
Vos, con la certeza de estar en lo correcto.

Punto y aparte

A Kiki,
que me regaló todo un año

Un vulgar chisme resuena en el patio,
Una dulce palabra que escupe un retrato,
Seremos a partir de hoy una página en blanco,
Una millonaria muestra de valentía,
De coraje adquirido a fuerza de voluntad,
Como quien a duras penas abre los ojos
Y no los intenta cerrar más.

Yo seguiré caminando como guirnalda de carnaval,
Comprando sueños en cada rincón de ausencia,
Buscando esperanza donde no la hay,
Sumando recuerdos en papeles frágiles,
Con el impactante gesto de la vida,
Sin lágrima en ojo que opaque el destino.

Vos tomarás un lecho vacío,
Inventándote historias de crimen cada mañana
Para dar a fin de cuentas con el mundo perfecto
Y ahí te vas a quedar.

Seguirás siendo el mismo chiquillo de siempre
Y yo… yo talvez creceré un poco más.
Y cada noche me vas a encontrar
Pidiendo limosnas en la sombra
Con cara de angustia barata
Y un cuchillo en la mano.
Y entonces, preferirás dejar de olvidar.

Al salir el sol yo me haré a un lado y vos me dejarás pasar.
Y continuaré caminando como juego de pólvora,
Con rostro de asombro a cada momento.
Y seguiré siendo la misma chiquilla de siempre,
Y vos… vos talvez crecerás.

Y seguiremos tapándonos los ojos de quien sabe que,
(Vos te vas a hacer a un lado, yo te dejaré pasar.)
Porque en tiempos de espera nos daremos la vuelta,
Como quien retrocede por un instante,
Y siempre sonreiremos con el quemante ademán de alegría,
Y entonces, nunca más intentaremos olvidar.

Pero

Manuel siempre fue esa pieza perdida del rompecabezas. Incapaz de articular oraciones de más de cinco palabras y leer entre versos. Insignificante si se trataba de dirigir miradas rápidas, engreído a su manera, nunca obtuvo ese don de disimular, callaba cuando no, sin característica que valiera la pena, sin el más mínimo destello de agudeza, sin el sol y la luna, pero yo lo quería.

Ayer fue mañana

Y sin que supieras somos familia,
Una especie de alguien múltiple,
Que se quiso venir a acabar.

Pero no es tu culpa. Ni la mía,
Y solo debemos gritar un día más.

Ya vas a ver que todo quedará tan absurdo,
Tan simple que no se va a notar.

Y algún día seremos sonrisa,
Y nadie jamás nos va a separar.