Cuenta regresiva

A Bobby Cárdenas,
Por ser el (anaranjado) culpable

"Pucha que son largas las noches de invierno, te acordás del pibe del almacén como lo cantaba. Pucha que son largas..."

Mirá Bobby, yo no quiero presionarte, vos sabés que te guardo un enorme cariño, que no ha sido necesario que hagás nada para merecerlo, pero me parece que ha llegado a convertirse en un problema: me tenés sentada aquí desde hace doce horas nada más que mirándote la cara. Yo no puedo esperar más Bobby, vos sabés que no tengo paciencia. No, no, claro que no lo sabés, apenas nos conocemos, pero entendeme, más de un mes, doce horas, yo tengo cosas que hacer, no puedo seguir en esto, fue suficiente me parece, suficiente tiempo viéndote la cara esperando algo que no aparece, algo que vos tenés y bueno, disculpame si me equivoco porque ahora que lo pienso bien, yo no sé si eso que vos tenés es una cara. Disculpame pero la verdad es que ahora ya no sé…
Sí, sí, estoy exagerando un poco, pero entendeme, uno a veces también siente, no claro que no, creés que no parece, lo que pasa es que vos acabás de conocerme, no podés juzgarme, tampoco te abusés… porque yo ahorita estoy tan cansada que no sé ni que digo, si tomamos en cuenta que no tengo nada que decir. Hay noches que no hacen más que atormentar y yo las entiendo, pobres, no creás que todo esto es culpa tuya, incluso no sé siquiera si es tu culpa, puede que vos no tengás nada que ver y que yo quiera estar aquí con vos sentada esperando un sonido y dos palabras, hay noches así Bobby…
Que no hacen nada más que atormentarme con una película inglesa de los años 70, que no tiene ningún sentido y aún así me gusta.
Noches largas y vacías.
Y aún así me gustan.
Como vos que me tenés aquí sentada y te reclamo y sé que no es tu culpa, pero si supieras lo que costó, lo que ha costado no poder conseguir nada, yo no sé porque te lo cuento, estás ahí como si nada, sonriendo como si todo estuviera perfecto, todo está perfecto Bobby, yo exagero y tengo sueño, y a veces no sé ni que digo, a veces no sé ni porque te cuento si nunca escuchás nada, ponés un gesto de impaciencia y te vas, aunque no podás irte te vas y me dejás esperando sola. Y después de todo querés que no te culpe, después de todo encendés el cigarro que no podés fumarte y te reís de mi a carcajadas mientras tiemblo de miedo debajo de las sábanas, mientras escucho la tos que me llama afuera, la tos que debe ser amiga tuya, cómplice tuya como todos aquí, como todos aquí…
Que tampoco hablan, son mudos pero hablan tanto, sienten tanto… Y me miran siempre como a un insecto cuyo comportamiento puede ser peligroso, me miran siempre aunque no puedan, aunque yo se los haya prohibido. Y me tienen lástima. Porque doy vueltas en un mismo sitio y bailo sin motivo, y cada noche garabateo versos muertos esperando encontrar en ellos algo, porque aunque hayan pasado tantas horas todavía tengo esperanza. Me quieren por eso, ven tu manera de ignorarme y también les duele.
A ellos también les duele.
Pero no me hagás caso, no tiene ningún sentido, si nos conocimos apenas hace escasos dos meses y un día, ves que me acuerdo, por eso me conocés tan poco y te imaginás cosas, a veces me pregunto como podés vos imaginarte cosas si no tenés ni un granito de inteligencia, no te ofendás, vos pasás diciéndome lo mismo, además no te creás el importante porque puedo perfectamente vivir sin vos, y bueno vos no podés hacerlo sin mi, o es al contrario… da lo mismo… sos tonto de nacimiento y no podés aceptarlo porque sos excesivamente orgulloso, sí Bobby, tenés esa molesta cualidad de estar diciéndome siempre que peleo como si tuviera cinco años, puede que los tenga, vos ni me conocés al fin y al cabo. Está bien, tenés razón, yo me esperaba todo esto, era bastante predecible. Pero no importa sabés…
No importa porque
Me caés bien y te guardo un enorme cariño
No has tenido que hacer nada para merecerlo
Porque te llamás Bobby Cárdenas y sos anaranjado igual que todas las culpas que hemos estado escondiendo no sé ni donde, no sé si en verdad las escondemos…
No sé si en verdad tenemos culpas o las culpas nos tienen escondidos a nosotros en esas noches frías.
Si todo eso tiene algo que ver con la tos que es tu cómplice y esta aquí siempre puntual, dos y treinta y siete, si todo eso tiene algo que ver con que ahora tengo frío y te miro preocupada, como si realmente tuviera algo de que preocuparme, como si de verdad pudieras oírme y obligarme a seguir aquí, y obligarme…
A tenerle miedo a tu voz que no existe, a caminar de lado a lado con un dolor en la rodilla que talvez ni siento, que talvez ni es mío pero lo merezco.
Como si de verdad pudieras oírme y creer todas las mentiras que te cuento, toda las historias que te invento. Como si fuera tu culpa ignorarme y volverme la cara cada vez que pido que me expliqués, que me acompañés todas las tardes aunque el gimnasio te aburra, aunque mis amigos no te hablen, aunque no te guste mi bolso verde de fresas que te compré hace mucho, que te hace ver tan único.
Pero no es cierto sabés, yo tengo sueño y hablo demasiado, yo sé que estás ahí atrás burlándote como yo, fingiendo como yo, observando como trato de aniquilar esta cuenta regresiva que yo me impuse con todas las ganas de perder, nada más que
Observando como te culpo de algo que en el fondo tengo más que asegurado, así igualito como a vos te gusta sacarme de quicio y reírte de mis fotos. Como te gusta ese estuche verde de fresas que llevás puesto, que hace que te veás más interesante y menos engreído, porque yo así lo quise, porque yo escogí a un Bobby Cárdenas por algo, entonces
No te preocupés, yo no quiero presionarte, pero estoy exagerando y hay noches que me gustan, porque tengo esperanza y una culpa anaranjada que no sé si es culpa o soy yo inventando. No te preocupés ni tratés estar en silencio, de observarme y tener voz como todos, como yo que hablo tanto y entiendo poco, que querés, tengo cinco años para vos, que no tenés ojos pero podés mirarme como a un insecto cuyo comportamiento puede ser peligroso.
No importa porque
No tiene ningún sentido
Si cuando después de doce horas
A las doce treinta y cinco
Me llamás y yo te escucho, me entregás mis dos palabras
Yo sonrío
Con la cuenta regresiva que me impuse
Con los versos (no están muertos) que forman una historia
Una de esas que no son mentira, yo sonrío Bobby.
Y las noches vienen solas, yo bailo como siempre, me burlo de tu espera, porque siempre lo supiste
Porque siempre lo supiste y yo no tuve paciencia, yo quise tener miedo y temblar bajo las sábanas, aunque hayás estado aquí todo el tiempo en la cuenta regresiva gritándome que espere, que baile y de vueltas en un mismo sitio, porque no tengo nada de que preocuparme, a las doce treinta y cinco hay una voz que es la culpable, que me dicta esto que escribo.
Una voz que nunca habla.
Que nunca habla pero me gusta,
Pero la escucho y le sonrío.

2 comentarios:

José Pablo dijo...

de ahora en adelante le voy a hablar a Bobby Cárdenas. :D
lo prometo.

Daniela dijo...

no lo habia leido... ust no tiene idea lo mucho que me gusto... sinceramente... demasiado bueno para haber sido escrito por alguien de 5 años :)